Amigos, familia os voy a poner los dientes largos por no querer venir a hacerme una visita a este país. Hemos encontrado la forma de buscar voluntarios porque nos hemos dado cuenta que así se apunta hasta el abuelo Luis.
En la madrugada del jueves al viernes Elena y Juan cogían el avión de vuelta a España y para despedirnos también de Fede, Adriana y Peli quedamos en una zona cerca de Freetown que estaba bien. Bien es poco, vaya sitio, un hotel que si os lo digo no creéis que esté en Sierra Leona. Situado en el punto en el que el río desemboca en el mar y durante el día baja la marea y se puede andar por una playa, por supuesto, virgen. El hotel y restaurante es de un italiano y para darle un poco de envidia a los Agustinos, celebramos San Agustín entre langostas y cangrejos. Que bueno, no os hacéis a la idea y para acompañarlo un vino blanco y un carpaccio de pescado de entrada. Y no contentos con todo eso había helado italiano de postre. Sólo de recordarlo se me está haciendo la boca agua. Allí conocí al famoso Chema Caballero, un hombre fantástico, divertido, listo y que me ha prometido que cuando vaya a verle me da chocolate que tiene guardado. Vamos que los que me conocéis os podréis imaginar que por una onza de chocolate me vendo a cualquier precio. Pero el trueque me va a salir fantástico porque tengo que ir a ver el proyecto de agricultura que lleva a cabo.
Después de eso cogimos la carretera de mala muerte que te lleva a Freetown. Después de los mayores brincos de mi vida, y que mi coche evito que fueran peores, llegamos a Freetown y Juan decide sacar una foto y sin saber por qué se nos echan encima 30 negros chillando como energumenos y empiezan a darle patatas y a empujar el coche como locos. Todo por una foto que por supuesto no era para ellos. Pero a esto Juan con su mejor intención le enseña la cámara al policía y este coge la cámara, por lo tanto nos toca parar. Grampa se baja con un cabreo enorme porque nos estaban dando unas leches enormes y entre 20 negros bastantes más grandes que grampa (que no era muy difícil, no te enfades “xurrito mio”) se hizo notar el que más y la cámara por supuesto la recupero.
Después de este follón y de regatear en un mercadillo llegamos al hotel. No os imagináis donde he dormido. Que hotel, que gozada. He dormido en una habitación con Fede, Peli y Adriana, cada uno en una cama de matrimonio así que imaginaros como era la habitación. Tenía baño de chicas y de chicos y lo mejor y más importante HABÍA AGUA CALIENTE. My goodness (como decimos aquí) me he duchado gastando agua. Normalmente aquí en la misión como el agua está fría para enjabonarme cierro el grifo y por supuesto allí he dejado que me quemase la espalda y estaba encantada de la vida. Pero para seguir con mi noche de ensueño la cama de matrimonio tenía sabanas de hilo como en casa de la abuela Moña y almohadas que no destrozan el cuello. Me quedaba dormida con el móvil en la mano. Y aunque Adriana me amenazaba con los ronquidos de la Peli y de Fede he dormido como un bebé.
Os voy a poner las fotos para que empecéis a pedir cita para venir. Un beso muy fuerte que mañana me tengo que levantar para descargar mi contenedor. Ya os contaré.
Besos a miles
Vuelvo más fuerte que nunca
Irene
sábado, 30 de agosto de 2008
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1 comentario:
ireneeee/sayoooo, lo del helado te lo habias callado condenada!! y nosotros aki comiendo leche condensada k lleva un año caducada jeje
bueno, voy a buscarte ahora mismo para lo de los semilleros k se nos hace de noche!
muakkks
Adama
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